Imagen: Chris Gash para el NY Times
El hábito de pensar bien (no tanto ser un bien pensante cómo pensar para la obtención de soluciones) se puede aprender y practicar tan a menudo como sea necesario.
Una práctica en cinco pasos del llamado «Design Thinking » o pensamiento de diseño ayudará a definir la estrategia, según el profesor Bernard Roth de la Stanford-D School. Esta práctica se puede aplicar a cualquier cuestión tanto si atañe al trabajo, a las relaciones sociales o a la vida personal.
Paso 1: EMPATIZAR: aprender cuáles son los problemas reales que necesitan resolverse.
Paso 2 DEFINIR EL PROBLEMA: una tarea difícil que requiere foco y a la que puede ayudar la pregunta: ¿qué cambio experimentaría si se hubiera resuelto tal problema?
Paso 3: IDEAR. Provocar una tormenta de ideas, hacer listas, anotar ideas y generar posibles soluciones (Conjeturar, experimentar, acumular ).
Paso 4 : CONSTRUIR. Realizar un prototipo o crear un plan. (Pasar a la acción).
Paso 5: PROBAR. Poner a prueba la idea y recabar la opinión de los demás (Comprobar la eficacia actuando).
¿Puede entonces el pensamiento de diseño ayudarte a crear hábitos más saludables que funcionen para ti?
Definitivamente sí. El pensamiento de diseño ayuda a identificar los obstáculos que frenan la consecución de logros de una persona. Asimismo ayuda a reencuadrar los problemas lo que los hace más fáciles de resolver.
La pregunta importante para salir de un atasco es: ¿Si hubiera resuelto este problema qué cambio experimentaría por mí mismo/a? Supongamos que tu problema es la soledad y buscas una pareja, formulas la pregunta ¿qué cambio significativo obtendría si encontrara pareja? Y tu respuesta es: compañía. Ahora es el momento de enfocar el asunto y plantearte ¿dónde y cómo puedo conseguir esa compañía que estoy echando en falta? Puesto que el mayor beneficio que obtendría sería la compañía también podría obtener esta por otros cauces que no sean de la pareja. He aquí un reencuadre del asunto que hasta el momento solo tenía un único punto de vista.
El profesor Roth pone un ejemplo de sus propios estudiantes: el problema que aquejaba a los agricultores de Myanmar en relación al riego de sus cultivos. Un grupo de estudiantes de Stanford se desplazó in situ para trabajar en un posible proyecto de irrigación que mejorara la situación de estas personas . Los dos primeros pasos del pensamiento de diseño: empatizar y definir el problema, se tradujeron en tiempo de los estudiantes con los agricultores para entender los problemas específicos sobre este tema. Sin embargo, pronto descubrieron que el problema real de estos trabajadores no era la irrigación, sino la luz, pues solían usar lámparas de queroseno y el humo inundaba sus pequeñas chozas. La carencia de energía eléctrica consumía una gran cantidad de su tiempo y de sus ingresos. Como resultado de la aplicación del pensamiento de diseño los estudiantes se valieron de la empatía para cambiar de foco hacia el problema real que estaba necesitando una solución urgente, así desarrollaron luces de trabajo LED producidas de forma asequible con energía solar.
Al igual que el ejemplo de la persona que se sentía sola y creía necesitar una pareja, reencuadrar el problema proporciona nueva información de gran utilidad para crear la solución. Después vendrán los pasos 3 a 5 enfocados al hacer.
En resumen: Convertir en hábito esta forma de pensar orientada al logro se traduce por dar prioridad a la empatía y la definición del problema para pasar seguidamente a la acción y continuar hasta la aplicación de la solución.
Si sientes curiosidad por este tema te recomiendo la lectura de THE ACHIEVEMENT HABIT, el libro de Bernard Roth.