Publicado en Libros recomendados

¿Cuál es mi don especial?


Microcambios,

La coach Talane Miedaner  propone en su libro Coaching para el éxito una sencilla encuesta que podemos hacer entre la familia, los amigos y los compañeros de trabajo para descubrir (si es que lo ignoramos)  cuál puede ser nuestro talento especial. Lo importante no es atreverse a realizarla sino utilizar los resultados de esta encuesta de manera práctica: observar  el punto de vista de diferentes personas y reflexionar sobre las  respuestas.

  • ¿Cuál crees que es mi punto fuerte?
  • ¿Cual crees que es mi punto débil? (En este punto la autora insiste en que hagas la pregunta sólo si apetece hacerla. En caso afirmativo debes pedir que te contesten de forma constructiva y debes abstenerte de comentar nada de lo que te digan, solo tomar notas porque tu misión es reunir opiniones.)
  • ¿Qué talento innato ves en mí? ¿Qué es lo que hago naturalmente sin esfuerzo que sea especial?
  • Si yo saliera en la portada de una revista ¿qué revista sería y qué dirían de mí?
  • ¿Cuando expreso plenamente este don o talento?

A menudo nuestra habilidad más especial nos resulta tan natural que probablemente la damos por supuesta.

Según Miedaner solemos llevarnos una gran sorpresa con las respuestas de nuestros entrevistados. Y esa información orientativa puede sernos de gran utilidad, siempre y cuando comencemos a darle prioridad a ese talento. Eso significa expresarlo, compartirlo, concretarlo, serlo, vivirlo. En definitiva, poner acción en nuestros hallazgos  y realizar  algo que permita expresar plenamente ese don innato. Como segundo paso convendría reflexionar sobre la mejor manera de incorporar ese don especial, propio, a nuestra vida social y laboral. El resto vendrá sin  grandes esfuerzos de planificación.  Aparecerá de manera natural.

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Autor:

Vivo en una ciudad del Norte de España, entregada a la pasión por aprender y transformar mi vida y la de los que me rodean en una aventura única. Creo en la gente y en las oportunidades que nos ofrecen las adversidades. He aprendido que el único pecado imperdonable es no arriesgarse.

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