Publicado en La caja de herramientas

Dentro de unos años


 David Lynch, Una historia verdadera, Microcambios

Imagen: Una historia verdadera

La falta de ganas es uno de los mayores obstáculos de la no acción. A todos nos pasa. Y a los aplazadores o procrastinadores mucho más. Pero ¿qué sucederá dentro de unos años cuando veas que no ha ocurrido nada de lo que deseabas porque la pereza (casi siempre falta de claridad de tus intenciones y/o proyectos) o tus miedos te han impedido avanzar? Piénsalo. Imagínate con veinte o treinta años más, frustrado porque cuando pudiste hacer, no quisiste o no te atreviste a explorar.

Sí, en efecto, la imagen de tu yo, con más años, no parece  satisfecha con el balance. Has seguido cargando con los anhelos que, al no cumplirse, solo han añadido a tu cuenta de resultados una gran frustración. Recuerda que el tiempo es un poderoso  medidor de expectativas no cumplidas, así que no pierdas la oportunidad de trasladarte al futuro. Desde allí, contémplate en el momento presente, en  este espacio en que sí puedes remediar  la situación. Mírate con calma, estás en el instante en que aún es posible no quedarse de brazos cruzados y hacer, aunque no  tengas ganas y el miedo te aguijonee. Esta es tu oportunidad de cambiar creencias, actitudes y mentalidades. Como sugiere Susan Jeffers, a pesar del miedo, para tu vida siempre resulta más beneficioso  hacer que no hacer.

Postdata: Echa mano de tu viejo frustrado cuantas veces lo necesites. Y acostúmbrate a dialogar con él/ella. ¡Es poderoso! 

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Autor:

Vivo en una ciudad del Norte de España, entregada a la pasión por aprender y transformar mi vida y la de los que me rodean en una aventura única. Creo en la gente y en las oportunidades que nos ofrecen las adversidades. He aprendido que el único pecado imperdonable es no arriesgarse.

Un comentario sobre “Dentro de unos años

  1. Una de las dos excursiones obligadas, seas o no creyente cuando vas a Palestina, es ir a ver en Belén, la Iglesia de la Natividad (donde se dice estaba situado el portal de Belén) y en Jerusalén el Santo Sepulcro, donde dicen enterraron a Jesús. Las dos iglesias sorprenden por su humildad exterior, pero dejan sin palabras al contemplar su interior. La decoración es Ortodoxa, cientos de matices de rojo, oro y piedra emergen ante tus ojos, miles de años que guardan todos los secretos, como la muestra de la existencia de los Templarios grabadas en una de las paredes de piedra. Miles de cruces Templarías grabadas en la roca, por las cientos de ordenes que llegaron hasta Jerusalén, que te dan una muestra mas de porque es mágica esta tierra. Visitamos y como es costumbre metimos la mano para tocar la piedra del Santo Sepulcro y no se si por coincidencia o algo que se escapa de nuestra lógica, al director del documental cuando hizo este gesto, se le rajo al momento la esfera del reloj, estallando de dentro a fuera y a mi la cámara de fotos digital que funcionaba correctamente se me bloqueo, sin encontrar el modo de dispararla, apagarla o de volverla a encender, se quedo como loca, sacando y metiendo el zoom, hasta que se apago sola y luego se disparo de igual forma. La explicación a los dos hechos “extraños” aun no la sabemos, y quizás nos de miedo averiguarlo, seria empezar a creer en algo que una vez anulamos, la fé, ya que nos dijeron que no había inhibidores de frecuencia en todo el recinto. Un misterio más de los que guarda Jerusalén en sus piedras.

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