La supervivencia radica en la cordura, y ésta se encuentra en prestar atención… Sea éxito o un fracaso, la verdad de una vida poco tiene que ver con la calidad. La calidad de una vida se encuentra siempre en la proporción que guarde con la capacidad para el disfrute, y ésta es igual al don de prestar atención. La recompensa de prestar atención siempre es la cura. Puede empezar con la sanación de un dolor concreto. Pero lo que se cura finalmente es la herida que subyace a todo dolor por sentirnos, como dice Rilke «indeciblemente solos». Más que cualquiera otra cosa la atención es el acto de entrar en contacto. En el aquí y ahora exacto todos estamos siempre bien. No hay momento que no tenga su propia belleza.
Julia Cameron
El camino del artista