Ilustración: Rafal Olbinski
¡Gracias! ¿Hay una palabra más hermosa en el mundo? Para mí agradecer supone un viaje al principio de los tiempos, a ese «había una vez» con el que arranca cada historia.
Había una vez una criatura curiosa que salió de la cueva y descubrió el horizonte
Había una vez una gota de agua que se junto con otra y formó un mar
Había una vez un volcán que se cansó de ser volcán y se apagó para que pudiera construirse un pueblo en sus faldas
Había una vez una mano que se enganchó a otra para ofrecer seguridad y protección
Había una vez una lágrima que se cayó de un lagrimal y se convirtió en mineral
Había una vez una mujer que cantaba en el interior de una iglesia vacía y al oír retumbar su propia voz se echó a reír
Había una vez un hombre con dos pies en los zapatos y un cerebro en la cabeza que empezó un viaje
Había una vez una niña que improvisó con unos lápices de colores un tesoro
Había una vez un pavo que se alegró de servir para comida de fiesta
Había una vez un libro al que se le cayeron todas las letras dentro de una sopa humeante
Había una vez un castillo que convertía a todo quien cruzaba su foso en rey/reina para la eternidad
Había una vez un corazón agradecido que buscaba acomodo en cuerpos entristecidos
Había una vez un blog que daba las gracias cada vez que alguien lo buscaba por los misteriosos caminos de la serendipia
Tantas cosas, personas, seres vivos, circunstancias, emociones por las que estar agradecido…. ¡Gracias! ¡Tan bella palabra!
Por todo lo que nos regalas.
Por ser y por estar.
GRACIAS Cecilia.
Y a ti Salva, por tener voz y dejarte oír. Por ser y estar. Gracias
Por más que razonaron con ella no hubo forma de convencerla, y sus hermanas estaban encantadas, porque las virtudes de la joven les había inspirado siempre unos celos irresistibles. Al mercader lo abrumaba tanto el dolor de perder a su hija, que olvidó el cofre repleto de oro; pero al retirarse a su habitación para dormir su sorpresa fue enorme al encontrarlo junto a la cama. Decidió no decir una palabra a sus hijos de aquellas nuevas y grandes riquezas, ya que habrían querido retornar a la ciudad y él estaba resuelto a morir en el campo; pero reveló el secreto a la Bella, quien a su vez le confió que en su ausencia habían venido de visita algunos caballeros, y que dos de ellos amaban a sus hermanas. Le rogó que les permitiera casarse, pues era tan buena que las seguía queriendo y las perdonaba de todo corazón, a pesar del mal que le habían hecho.
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