Sigmund Freud escribe: Sabemos que el primer paso hacia el dominio intelectual del mundo en que vivimos es el descubrimiento de principios, reglas y leyes generales que ponen orden en el caos. Mediante esas operaciones mentales simplificamos el mundo de los fenómenos, pero no podemos evitar su falsificación al hacerlo, especialmente cuando estamos frente a procesos de desarrollo y cambio.
Hasta aquí las palabras de Freud, que se pueden suscribir o no. Y ahora las preguntas: ¿para qué lo hacemos? ¿con qué objetivo? ¿nos aporta algo esa supuesta falsificación?
En mi opinión siempre acomodamos el pensamiento y la reacción emocional a nuestra medida. Lo hacemos porque somos seres humanos e intentamos que nuestros pensamientos y emociones no nos perjudiquen. Si algo nos duele profundamente o por el contrario, nos aporta una gran satisfacción, buscamos la forma de adecuarlo a nuestra visión del mundo. Cuando estamos sumergidos en un proceso de cambio queremos ir más allá de lo conocido, nos abrimos a otras perspectivas y tratamos de encajar una nueva realidad en la que ya teníamos para que la sustituya.
En definitiva, un cambio requiere un nuevo orden: dirección clara (un pensamiento no dañino que apunte constantemente hacia el objetivo), una motivación continua ( hábitos que favorezcan la misión) y un entorno facilitador (allanar el camino de posibles obstáculos).