El 29 de marzo de 1972 The New York Times publicó la contestación del Premio Nobel, Albert Einstein, a una carta que había recibido de un rabino explicándole que no había podido consolar a su hija de 19 años por la muerte de su hermana «una hermosa e inmaculada niña de 16 años». La carta de Einstein decía: «el ser humano forma parte de un todo que nosotros llamamos universo, limitado a la vez en el tiempo y en el espacio. El ser humano se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto (como una forma de ilusión óptica). Esta ilusión es como una prisión para nosotros, limitándonos a nuestros deseos personales y el afecto de unas pocas personas cercanas. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión, ampliando nuestro círculo de compasión hasta abarcar todas las criaturas y la naturaleza completa, en todo su esplendor.
Nadie es capaz de conseguirlo completamente, pero esforzarnos en este sentido es ya una parte de la liberación y es la base de nuestra seguridad interior.»
Fuente: Vivir con plenitud las crisis
Jon Kabat-Zinn