Akbar es uno de esos personajes que se queda en la memoria cuando ha pasado ya cierto tiempo de la lectura del libro. Es sordomudo y padre de cuatro hijos, un chico, Ismail, y tres chicas. También es el marido de Tine y el sobrino de Kazem Kan. Durante toda su vida escribe en un cuaderno historias que salen de su cabeza en unos signos extraños inspirados por la escritura cuneiforme. Y no voy a contar el argumento ni la trama de «El Reflejo de las palabras» porque no es ese mi objetivo. Solo mencionar un apunte: desde su publicación en español lo he leído muchas veces; pero ha sido durante una reciente lectura cuando he entendido de golpe y porrazo que no he estado leyendo el mismo libro cada vez que me zambullía en sus páginas. Porque aunque el libro sea el mismo yo no lo soy. Durante esta última visita a la deliciosa historia de Kader Abdolah me he tropezado con el capítulo «Un nuevo camino» que se inicia con las palabras del poeta persa Mohamede Mojtari: «La pérdida es una experiencia que conduce hacia un nuevo camino. Una nueva oportunidad para empezar a pensar de otro modo. La pérdida no es el final de las cosas, sino el final de una manera determinada de pensar. Quien cae en un sitio se levanta en otro. Ésa es la ley de la vida».
No te pierdas la lectura de El reflejo de las palabras. Es una delicia.