Estoy escribiendo un nuevo libro. Me he documentado tanto que he tenido que vaciar varios estantes de la biblioteca para encajar las nuevas lecturas. El temor de no hacerlo todo lo bien que podría (una completa y absurda ilusión: ¿hacerlo mejor respecto a qué? ¿alguien puede tomarse en serio, de verdad, esta majadería?) me retiene para poner punto y final al amado «hijo» y dejarlo vivir lejos de mí. Suerte que esta tarde me he tropezado con las sabias palabras de Emerson: «siempre nos estamos preparando para vivir, pero nunca vivimos» . Así que voy a aplicarme el cuento.
Imagen: Anna López para Cuaderno de Lecturas Editorial Primerapersona