Publicado en Pensando en voz alta, Vídeos Inspiradores

El juego de la muerte: documental sobre la TV


Que la televisión es todo menos inocua, ya lo sabíamos, que la televisión fomenta el borreguismo y el comportamiento obediente, también, pero ¿cómo demostrarlo? Este perverso episodio de telerrealidad que, en verdad se orquestró como un experimento psicológico de comportamiento individual, incomoda tanto que insta a abandonar el visionado. Los organizadores del experimento reunieron a un grupo de concursantes con la consigna de atenerse a unas normas concretas: aplicar descargas eléctricas cada vez que un «falso concursante» (un actor en realidad) fallara la respuesta. A medida que el nivel de descargas se elevaba, el actor gritaba y suplicaba el fin del suplicio. Pero cuando los concursantes pensaban en ceder a la presión, una famosa presentadora «revestida de autoridad» les instaba a continuar en el juego y los más cedían a la presión. Sólo unos pocos se plantaron y desobedecieron el mandato. El experimento demuestra que el nivel de presión y estrés empuja a muchas personas a seguir adelante, pese a que moralmente sostengan opiniones opuestas. No es fácil ejercer la libertad y sacudirse la presión, pero algunos lo lograron. Y, en realidad, no es que fuesen mejores personas que los que apretaban la palanca. Sólo se resistían a dejarse manipular. Cuando la figura de autoridad apela a la obligación de acatar las normas del juego aparece el comportamiento obediente. El experimento explica que todo individuo posee unos valores propios que ante el gran show de la tv necesitan ordenarse en prioridades, y todo en tiempo record. El estrés es tan intenso que la mayoría recurre al piloto automático para dejarse conducir. Cada apretado de palanca es una escalada de compromiso con el juego y conduce al concursante a una aceptación de otra voluntad que no es la suya. Es decir que personas autónomas, con capacidad de raciocinio y de voluntad, así como opiniones propias, acaban comportándose como se espera de ellas, pese a que sus valores sean incompatibles con la situación en el plató. Sigue leyendo «El juego de la muerte: documental sobre la TV»

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Publicado en Artículos de blogs que nos interesan

Un manifiesto para la libertad, de Marelisa Fabrega


Icaro
Imagen: http://semanalicaro.wordpress.com/

daringtolivefully.com, el exitoso sitio de Marelisa Fábrega, es uno de los lugares más útiles de la blogsfera para encontrar recursos y herramientas de crecimiento personal, coaching y psicología. El manifiesto para la libertad puede ser leído en su idioma oringinal, inglés en http://daringtolivefully.com/freedom-manifesto

«La libertad se encuentra en la aplicación de los siguientes principios:

1.La felicidad es una elección que puedo hacer en cualquier momento, sin tener en cuenta las circunstancias. No está fuera de mí. Necesito mirar dentro de mí para encontrarla.

2.Reconozco que cualquier angustia que siento no procede de lo que me pasa, sino de los pensamientos que tengo acerca de lo que ha ocurrido. Al mismo tiempo, tengo el control total de mis pensamientos.

3.Sé que puedo optar por actuar de manera constructiva, independientemente de cómo me sienta. Aunque no pueda liberarme por completo de los sentimientos negativos , sí puedo preguntarme sobre lo que debo hacer a continuación. Puedo seguir adelante y hacerlo.

4. Defino lo que significa el éxito para mí en lugar de perseguir ciegamente la definición de lo que entiende por éxito la sociedad.

5. Sé que lo extraordinario reside en la periferia. Me permito avanzar hacia allí e ir aún más allá.

6.Asumo la responsabilidad de mi vida, y entiendo que puedo crear mi vida.

7. Yo decido lo que quiero crear mediante el establecimiento de metas que me inspiran y me llenan de sentido de propósito.

8. Decido cómo usar mis recursos (tiempo, energía, dinero, etc.) Elijo usar mis recursos para avanzar hacia el logro de mis metas.

9.Sé que no debo esperar a que se presenten las circunstancias adecuadas o esperar a contar con los recursos necesarios, necesito crear las circunstancias adecuadas y usar más el ingenio.

10. No espero un golpe de suerte, en su lugar busco propiciar mi propia suerte.

11. Vivo dentro de mis posibilidades. Mantengo mi liquidez y tengo los pies en el suelo.

12. Soy capaz de crear fuentes pasivas y residuales de ingresos para no tener que cambiar mi tiempo por dinero.

13. Defino qué es «riqueza» para mí, y puedo equilibrar mi bienestar material a la par que equilibrar espiritualidad, condición física y emocional.

14. Libero mi casa de posesiones acumuladas que no utilizo y de cosas materiales que desordenan mi espacio vital.

15.No compro bienes materiales con el fin de impresionar a los demás. Sólo adquiero lo que realmente necesito o lo que me permite disfrutar el bien en sí.

16.No me comparo con los demás.

17. Centro mi atención en lo que puedo controlar, en lugar de enfocarme en cosas que no puedo controlar.

18. Sé elegir donde quiero estar y puedo elegir si quedarme o irme.

19.Sé que no existe la vida perfecta. Sé que la plenitud se refiere a cómo establecer metas que resulten significativas, trabajando por sus logros y disfrutando del viaje en todo el proceso.

20. Me doy la libertad de ser menos que perfecto.

21. Me libero de la necesidad del ego de auto exaltación y de defender mi propia importancia.

22.Simplifico mi vida tanto como puedo en todos los sentidos.

23. Juzgo por mí mismo y llego a mis propias conclusiones. Pongo en duda las reglas y que las cosas necesariamente se tienen que hacer cómo se han hecho siempre. Decido por mí mismo.

24. Trabajo por la satisfacción intrínseca que me proporciona hacer lo que me encanta, no por recompensas externas o reconocimiento.

25. No espero pedir permiso a los demás para ir tras lo que quiero, el único permiso que necesito es el mío.

26.Me permito la libertad de cometer errores. No me paraliza el miedo al fracaso.

27. Me permito ser yo, ser fiel a mí mismo. No estoy interesado en ser una versión de segunda clase de alguien más, estoy interesado en ser una versión de primera clase de mi mismo.

28. No espero a que suceda algo externo como: obtener un título o un ascenso, encontrar un compañero de vida, o ganar un premio, para sentirme bien conmigo mismo. Mi autoestima no depende de la validación externa.

29. Pongo en duda mis creencias para asegurarme de que me estén siendo de utilidad. No soy un esclavo de mi actual marco mental acerca de cómo funciona el mundo.

30. No escucho a los gurús sociales o culturales que tratan de dictarme lo que puedo o no puedo hacer en base a mi identidad de género, raza o edad.

31. Trato a mi cuerpo con respeto, cuidado y amor, y no estoy interesado/a en lograr una versión idealizada de las tiranías de los medios de comunicación.

32. Estoy cómodo/a estableciendo límites, diciendo «no» a los proyectos, tareas y compromisos que no están en consonancia con mis objetivos de vida.

33. No me preocupa lo que otros piensan de mí. Acepto que haya gente que no me gusta.

34. Me libero de las expectativas de los demás sobre mí.

35. No me preocupo por tratar de complacer a todos.

36. Me libero de las heridas del pasado y me deshago de cualquier carga emocional que me produzca agobio o me retenga de actuar. Me niego a aferrarme a rencores, resentimientos o viejas heridas. No permito que el pasado me atrape.

37. Me permito tiempo para el ocio y la relajación. Me permito estar libre de culpa por divertirme.

38. No trato de cambiar el mundo, me centro en cambiarme a mí mismo/a. Sé que la mejor manera de traer al mundo más paz, amor y tolerancia es siendo más pacífico, más amoroso y más tolerante.

39. No lucho por cómo son las cosas. Sé que todo es en cada momento como debe ser y lo único que está en mi mano es dar pequeños pasos hacia la creación de un futuro diferente.

40. Así como me doy libertad de ser quien soy, doy a otros la libertad de ser quienes son».

¡Bravo Marelisa! Me sumo a tu manifiesto, lleno de cordura e inteligencia. Un valioso regalo de Reyes

Publicado en Microideas

Todo bajo control


El control es ilusorio y la vida consiste en arriesgarse. Ésos son hechos innegociables. Y cuando pueda aceptar esa realidad por sí mismo, podrá también empezar a prestar atención a las maneras en que ha intentado conseguir lo imposible, y a buscar nuevas formas de aceptar compromisos que sustituyan las viejas formas de rehuirlos.

Allison Price