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Nunca te hagas librero


Siempre me he preguntado ( y he preguntado a todo el que se me pone a tiro) si leemos los libros o son los libros los que nos leen. En Nunca te hagas librero hago una disección al respecto, en animada conversación con una lectora. Apuesto a que se os ocurren decenas de argumentos para rebatirme y os animo a contármelo, si leéis el libro. Pensad en lo que ocurre cuando estáis con las defensas bajas, en modo off, sin censuras, alegrándoos de que el malo muera y el bueno consiga el botín. Pensad en qué ocurre con nuestros prejuicios, creencias, convicciones, tabúes, en esa tierra de nadie, a salvo de los lectores de pensamiento, de los represores y de esas almas fantasmales.

También repaso cuestiones que arrastro desde niña: si el cinismo protege de algo, si leer nos hace más sabios, si los autores que se odian (o se habrían odiado de haberse llegado a conocer) estarán a gusto en los mismos estantes, si la fe de los libreros en que quedará algo que vender hoy y también mañana es suficiente para seguir siendo libreros…

Me lo paso bien haciendo inventario de filias y fobias, contando muchas historias como la de Colleridge, la de Orwell, la del reto de Ginés, la de Willa Cather y su amante, la del felón del duque de Lerma. Y evoco el ingenio de Singer, la ternura de Orhan Pamuk y el hartazgo de Peter Handke. Pero también hablo de nosotros, los lectores, y de los libreros y de las librerías y de ese mito romántico de que no hay otra cosa que hacer en el día: leer y solo leer.

Es un texto con pinceladas de humor pero también con intensa melancolía por los momentos de nuestra vida en que aprendimos a hacernos mujeres y hombres con aquellos libros de nuestra raquítica biblioteca de casa.

Microcambieros, me encantará conocer vuestra opinión y comentarios si alguno/a lo lee. Es para vosotros para quien escribo, para los amantes de los libros sobre libros que también hacen otras cosas. Por suerte para la humanidad.

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Curso de sensatez en tres pasos


 

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Este es un curso barato, práctico y solo requiere  una inversión mínima: poner en práctica tres reglas esenciales.

 Paso número uno: 

-No prometas cuando estés eufórico. Sobre todo, porque  nadie te lo ha pedido. Esta es una trampa en la que te metes solito o solita sin necesidad de culpar a nadie. Cuando las endorfinas se disparan y estás en el séptimo cielo prometes todo lo prometible y luego te arrepientes. Así de sencillo. Regla número uno: Promete cuando estés en un estado neutro y puedas asumir lo que deseas ofrecerle al otro. 

Paso número dos: 

-No contestes cuando estés furioso. Ya lo dice el dicho: «si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza». Si permites que te salgan de la boca sapos y culebras es que estás reaccionando y no respondiendo. Reaccionar y  responder no son lo mismo. El que reacciona es víctima de sus emociones; el que responde, o se calla (que también es una respuesta), o sin reprimir su capacidad de contestar, cuenta hasta diez antes de abrir la boca, tiempo oportuno para que el flujo respiratorio se normalice y disminuya el nivel de adrenalina disparada. Así que Regla número dos: Aprovecha el consejo de los sabios Toltecas y «Se impecable con tus palabras». (Ya no digo nada de tus actitudes y comportamientos porque va implícito).

Paso número tres:

– No decidas cuando estés triste. En su obra, Santa Teresa de Jesús escribió una máxima impecable: «en tiempo de zozobra no hacer mudanza». ¿Se puede expresar mejor? Para cambiar una situación hace falta un poco de rabia y cansancio, ese conocido «basta ya» o «hasta aquí hemos llegado» que todos hemos pronunciado alguna que otra vez. Sin embargo, cambiar desde la tristeza es desaconsejable. Primero es necesario sentir esa tristeza y aceptarla. En un segundo momento ya vendrá el consuelo y la escucha atenta de los que te apoyan y quieren. Después lo sensato será ponerse en pie y actuar. Así que Regla número tres: Las decisiones son pura acción acompañadas de reflexión y de un deseo irreprimible de cambiar porque la situación y el valor de nuestra vida así lo requiere. 

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¿Por qué me gusta el hábito del logro?


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Imagen: Chris Gash para el NY Times 

El hábito de pensar bien (no tanto ser un bien pensante cómo pensar para la obtención de soluciones) se puede aprender y practicar tan a menudo como sea necesario.

Una práctica en  cinco pasos del llamado «Design Thinking » o pensamiento de diseño  ayudará a definir la estrategia, según el profesor Bernard Roth de la Stanford-D School. Esta práctica se puede aplicar a cualquier cuestión tanto si atañe al trabajo, a las relaciones sociales o a la vida personal.

Paso 1: EMPATIZAR: aprender cuáles son los problemas reales que necesitan resolverse.

Paso 2 DEFINIR EL PROBLEMA:  una tarea difícil que requiere foco y a la que puede ayudar la pregunta: ¿qué cambio experimentaría si se hubiera resuelto tal problema?

Paso 3: IDEAR. Provocar una tormenta de ideas, hacer listas, anotar ideas y generar posibles soluciones (Conjeturar, experimentar, acumular ).

Paso 4 : CONSTRUIR. Realizar un prototipo o crear un plan. (Pasar a la acción).

Paso 5: PROBAR. Poner a prueba la idea y recabar la opinión de los demás (Comprobar la eficacia actuando).

¿Puede entonces el pensamiento de diseño ayudarte a crear hábitos más saludables que funcionen para ti? 

Definitivamente sí. El pensamiento de diseño ayuda a identificar los obstáculos que frenan la consecución de logros de una persona. Asimismo ayuda a reencuadrar los problemas lo que los hace más fáciles de resolver.

La pregunta importante para salir de un atasco es:  ¿Si hubiera resuelto este problema qué cambio experimentaría por mí mismo/a?  Supongamos que tu problema es la soledad y buscas una pareja, formulas la pregunta ¿qué cambio significativo obtendría si encontrara pareja? Y tu respuesta es:  compañía. Ahora es el momento de enfocar el asunto y plantearte ¿dónde y cómo puedo conseguir esa compañía que estoy echando en falta? Puesto que el mayor beneficio que obtendría sería la compañía también podría obtener esta por otros cauces que no sean de la pareja. He aquí un reencuadre del asunto que hasta el momento solo tenía un único punto de vista.

El profesor Roth pone un  ejemplo  de sus propios estudiantes: el problema que aquejaba a los  agricultores de Myanmar en relación al riego de sus cultivos. Un grupo de estudiantes de Stanford se desplazó in situ para trabajar en un posible proyecto de irrigación que mejorara la situación de estas personas . Los dos primeros pasos del pensamiento de diseño: empatizar y definir el problema, se tradujeron en tiempo de los estudiantes con los agricultores para entender los problemas específicos sobre este tema. Sin embargo, pronto descubrieron que el problema real de estos trabajadores no era la irrigación, sino la luz,  pues solían usar lámparas de queroseno y el humo inundaba sus pequeñas chozas. La carencia de energía eléctrica consumía una gran cantidad de su tiempo y  de sus ingresos. Como resultado de la aplicación del pensamiento de diseño los estudiantes se valieron de la empatía para  cambiar de foco  hacia el  problema real que estaba necesitando una solución urgente, así desarrollaron luces de trabajo LED producidas de forma asequible con energía solar.

Al igual que el ejemplo de la persona que se sentía sola y creía necesitar una pareja,  reencuadrar el problema proporciona nueva información de gran utilidad para crear la solución. Después vendrán los pasos 3 a 5 enfocados al hacer.

En resumen: Convertir en hábito esta forma de pensar orientada al logro se traduce por dar prioridad a la empatía y la definición del problema para pasar seguidamente a la acción y continuar hasta la aplicación de la solución. 

Si sientes curiosidad por este tema te recomiendo la lectura de  THE ACHIEVEMENT HABIT, el libro de Bernard Roth.

 

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Distinguir razones de propósitos


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Nosotros, los procrastinadores (sé que el palabro suena bastante parecido a nosotros, los drogatas,  o nosotros, los borrachuzos,) tenemos en común una dificultad: no distinguimos entre razones y propósitos.

Básicamente ignoramos, en sentido estricto, lo que expresan ambos términos: «razones» y «propósitos».

Pues bien, mientras las razones atienden a los por qué,  los propósitos se ocupan de los para qué. Y mientras los primeros iluminan los motivos ocultos de cada quién para actuar, los segundos  proporcionan algo más  valioso: combustible, esto es:  compromiso y energía, un tándem indispensable para lograr un objetivo.

Si toda la vida has querido escribir un libro y no lo has hecho, averiguar por qué no lo haces, no te ayudará a lograrlo. Descubrirás, eso sí,  emociones intensas ocultas en tus razones personales, eso es todo. En cambio, si las pesquisas van dirigidas a la finalidad, al para qué  quieres hacerlo, para qué es importante ser escritor, para qué necesitas tener ese libro entre tus logros, entonces la situación cambia porque te das de bruces con un anhelo, un asunto tan  importante que, si se posterga, dañara lo más preciado que posees.

Encontrar el propósito, como sostenía Viktor Frankl, creador de la logoterapia, consiste en encontrar la piedra angular sobre la que se apoya el edificio de tu vida. Así que si quieres escribir un libro pregúntate cuál es tu propósito al respecto, qué cambiará hacerlo o no hacerlo, qué diferencia se aprecia en tu vida de seguir como estás (sin libro escrito)  o  de conseguir la meta (libro escrito). Después, una vez hayas hecho tus averiguaciones sobre el propósito, añade las razones que gustes. Estas adornarán y enriquecerán el propósito pero nada más. Y quien dice libro dice cualquier asunto que estés aplazando por escudarte en razones sin investigar propósitos. 

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Herramienta de transformación emocional


 

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El neurólogo Jerry Spackman me descubrió en su libro «La biblia del ganador» una de las herramientas más útiles para la transformación emocional. Él la denomina así, sin más matizaciones ni adorrnos: herramienta de transformación emocional.

Generalmente. cuando alguien sufre una  situación de bloqueo que le impide lograr un objetivo, la actitud más habitual es pegarse cabezazos contra un muro, insistiendo  una y otra vez en la misma solución intentada.  Las emociones suelen jugar en estos casos malas pasadas. La mayoría de las personas se quedan aquí atrancados en la impotencia a merced de sus propios vapuleos, indefensos  y sin ninguna estrategia útil para entender la situación y superarla.

Y esto no solo les ocurre a las personas de a pie, también les ocurre a los deportistas de élite, a las mentes brillantes, a los científicos de más alto nivel, a los gobernantes de primera línea, a los artistas… Nos ocurre a todos los seres humanos porque funcionamos con nuestra dualidad mente racional-mente límbica y ambos reinos tienen sus leyes no escritas que no siempre conocemos o que aún conociendo ignoramos por olvido.

El neurólogo Jerry Spackman  asesoró a un célebre piloto de Fórmula Uno. Era un hombre brillante, inteligente y muy lúcido, pero sufría ataques de ira incontrolables y el más mínimo error de sus mecánicos le hacía perder los papeles, tanto que empezó a perder su temple y en consecuencia dejó de ganar carreras. Después de escucharle atentamente  Spackman vio en su mente la imagen de un perro rabioso que se lastimaba contra una alambrada tratando de conseguir un sabroso hueso que estaba del otro lado. Como no podía conseguirlo escarbaba y se hería las pezuñas sin conseguir su propósito.  Su cólera desmedida le impedía mirar hacia ambos lados. De haberlo hecho, el animal habría descubierto  una puerta abierta por la que podía tranquilamente pasar a la otra parte y conseguir su hueso. Cuando el piloto se sintió identificado con el perro rabioso cambió por completo su actitud.

El neurólogo le había descubierto al deportista una forma inteligente de superar su bloqueo y volver a ser un campeón.

Para aplicar la herramienta de Transformacion Emocional en cualquier situación de  obcecación y bloqueo podemos hacer lo siguiente:

Primero: buscar una situación sustitutoria (como la evocación de la escena del perro y el hueso). Nuestra escena debe captar vívidamente la esencia y la emoción del hecho que nos fastidia la vida (la frustración de no ser capaz de alcanzar el objetivo: ganar carreras/la furia contra los mecánicos incompetentes)

Segundo: Es preferible no estar implicado personalmente en la situación sustitutoria. Es decir, resultará más fácil ver la secuencia si es otro ( por ejemplo, el perro en lugar del piloto).  Imagina por ejemplo que eres  un correcaminos aturullado que gira como una peonza en el mismo espacio sin pararse un segundo a localizar dónde se encuentra el paso a la siguiente habitación de la casa.

Tercero: Asegúrate de que tu reacción natural a la situación sustitutoria trabaje a tu favor (el perro es estúpido y tú nunca te comportarías así)

Cuarto:  Asegúrate asimismo de que la situación sustitutoria contenga un resultado positivo  (el perro atraviesa la puerta, el piloto se concentra en mejorar su actitud hacia los mecánicos).

Prueba y sorpréndete con los resultados. ¡Palabra de coach!

 

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Este puede ser tu mejor año


 

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¿A quién no le gustaría que un adivino, al leerle las líneas de la mano o echar las cartas, desplegara el ceño engurruñido y soltara algo parecido a: «Como te llames, este puede ser tu mejor año, presta atención porque está a punto de cambiarte la vida»? Reconozco que a mí me gustaría muchísimo que eso ocurriera, solo que sé que no depende de ningún tarotista, gurú ni adivino. Solo de mí. Fundamentalmente dependerá de mis creencias, mi actitud, mi mentalidad, mi disposición a atender plenamente a lo que denomino la realidad  y la capacidad de acción y pasión que ponga en juego en los próximos meses. También sé que cualquier circunstancia externa, ya sea mala o buena, solo añadirá texturas y contextos a mi decisión porque la vida me ha enseñado que los golpes de derribo y las aclamaciones  también pasan. Como las distorsiones y las interpretaciones.  Llegan y pasan. Como las brisas suaves y los vientos huracanados.

Como fan infatigable de aquellos que enseñan lo valioso que han aprendido, he dado un paso más al frente, convirtiendo sus experiencias y enseñanzas en mi propia materia creativa, así que he diseñado un taller que he titulado: «Este puede ser tu mejor año». Confío en que muy pronto pueda estar online accesible a todos los interesados/as Mientras tanto solo puedo ofrecerlo a quien pueda asistir en  A Coruña (España)  cada lunes, desde el 6 de abril al 8 de junio, de 18.00 a 21.00 horas.  Para consultar las condiciones de inscripción, pinchar aquí en la web de la Universidade de A Coruña.

Subrayo que está dirigido a quienes aman los libros porque este es un taller muy peculiar, cuya materia prima son los libros,  una actividad diseñada para gente inquieta y creativa, deseosa de adquirir estrategias y herramientas de gestión personal, patentadas y experimentadas por exitosos autores, expertos en gestión del tiempo, talento, creatividad, inteligencia emocional y entrenamiento para el cambio, con la finalidad de aprender a establecer objetivos y  convertirlos en logros para la vida personal.

 

 

Virginia Woolf

 

Si te gustan los libros y los tesoros que encierran, esta es tu oportunidad  porque te vas a codear con el gran director de orquesta y motivador, Benjamin Zander, el asesor de empresas curtido en mil batallas, Peter Bergman, La directora de cine y artista, Julia Cameron,  la coach y psicóloga Caroline Adams Miller, el conferenciante más solicitado en todos los foros educativos, sir Ken Robinson, el brillante profesor Srikumar Rao y el experto en desarrollo de talento, Markus Buckingham.

Y esto es todo por ahora. A por el logro del mejor año!!

Recuerda que es posible mudarse de sistema.

 

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Musas


Nan

Imagen: Nancie Atwell

No sueño con recibir un premio de un millón de dólares como Nancie Atwell, ganadora del Nobel de los maestros, pero sí con emularla en su valioso empeño por enseñar el amor a los libros mediante la lectura. Ella es mi musa, una inspiración. Como Nancie a los siete años aprendí, a causa de unas fiebres reumáticas, que leer te da otra vida de regalo.

Aquí os dejo la noticia de la concesión del premio a una educadora que lleva escritos nueve libros sobre lo importante que es aprender a leer y escribir.

«La norteamericana Nancie Atwell ha ganado este domingo la edición de este año del considerado el Nobel de la enseñanza. El premio —el Global Teacher Prize— se ha hecho público en el Global Education & Skills Forum, celebrado en Dubai,

De niña, una fiebre reumática dejó a Atwell un tiempo en la cama y le acercó a los libros. Desde hace 25 años se ocupa de acercarle los libros a otros. Lo hace desde su Centro para la Enseñanza y el Aprendizaje, una escuela privada en Maine (EE UU) en la que imparte cursos de lectoescritura a estudiantes de octavo curso. Su secreto radica en que «la biblioteca del aula está llena de historias interesantes de escritores serios que los alumnos tienen tiempo para leer en el colegio, y también se espera que lean de noche en casa», resalta. «Mientras la mayoría de los norteamericanos solo leen de seis a ocho libros al año, mis alumnos leen 40 libros», agrega. En una entrevista en la revista Newsweek presumía de que sus alumnos «van desde niños disléxicos a sofisticados jóvenes críticos literarios». Un reciente informe de la OCDE advertía de que los chicos leen menos por placer que las chicas (el 50% de ellos frente al 75% de ellas): «Los niños no leen porque no saben que leer», responde Atwell tajante. «¿Por qué no les ofrecen apasionantes historias de deportistas? Dadles libros que les interesen a ellos también y entonces lo leerán«, concluye».

Fuente: El País 15 marzo 2015

Lola García Ajofrín

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El plan anti-quejas 2015


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Fotografía: Hugh Laurie

Quejarse es algo que hacemos a menudo y con una enorme facilidad. A pesar de los buenos propósitos, en cuanto bajamos la guardia un segundo, ahí está la queja monda y lironda.

¿Se puede hacer algo al respecto? ¡Sí! ¿Algo fácil? ¡No! Pero todavía cuesta más abordar la cuestión si no contamos con un plan.

Mi plan en siete puntos incluye: reducir quejas, hacerse adicto al «también pasará», asumir que tal vez solo sea estupendo para ti lo que tú quieres, dejar lo perfecto para los demás y perseguir lo bueno para ti, consignar por escrito  los progresos como herramienta de medición de resultados, estar receptivo/a al cambio y contar con un plan de rescate

1.Tomar la decisión de reducir quejas es un primer paso importante. Al principio funcionará mal. Lo normal es que las quejas  se vayan acumulando como pilas de tomates, pero al haber decidido  cambiar,  y al existir un compromiso contigo mismo/a, resultará más sencillo retornar a los buenos propósitos. El humor ayudará en esta primera fase. Considerarse un Calimero en rehabilitación nos  permitirá abrirnos al cascarrabias cansino que en realidad somos.

Si eres de este mundo y has experimentado abordajes sucesivos de personas con ganas de «desahogarse»  que han tenido el detalle de regalarte una catarata de ominosas quejas  (seguramente te habría gustado  solventar los encuentros poniendo pies en polvorosa) sabes bien de lo que hablo. Pues bien, ese plomo insoportable resulta que  es un fiel retrato de tu estampa andante, así eres tú también contigo mismo y a veces con los demás. Así que antes de abrir la boca y soltarle  el mono al prójimo, recuerda que tú tienes un plan anti-queja.  Si se te escapa la queja, pues que se le va a hacer, asume que no eres perfecto/a y adelante.

2. Hazte adicto al milagroso: también esto pasará. El mundo no es un lugar lleno de gente que quiere fastidiarte únicamente a ti. Las reglas que rigen el universo regulan millones de asuntos que no incluyen tus quejas. Así que haz algo grande como ocuparte de lo que  te contraría y prepárate para disfrutar de una experiencia maravillosa. Actúa ya.

3. Asume que los demás no siempre quieren lo que tú quieres. Dalo por bueno y a lo tuyo. No te empecines en que tienes la razón sí o sí. Tal vez la tengas y tal vez no. Exponer con claridad tus opiniones para cambiar algo construye. Quejarte sin más no sirve para nada, salvo para incordiarte o incordiar a otros.

4. Lo perfecto es enemigo de lo bueno.  ¿Cuando es perfecto? La experiencia te dice que suficiente es bueno es óptimo.

5. LLeva un diario de progreso como estrategia diez. ¿Qué apuntarías sobre tu experimento?¿En qué momentos te has apuntado un tanto? ¿En qué otros te ha ganado por goleada tu Calimero?

6. La naturaleza es sabia. Heráclito nos lo advirtió hace siglos: lo único permanente es el cambio. Acostúmbrate a que la silla no esté  en el sitio en que la dejaste para sentarte con la máxima comodidad cuando la necesitaras. Habrá otros asientos, descuida. No gastes valiosas energías en recordar cómo era tu silla y lo mucho que te gustaba. Alégrate de haberla disfrutado.

7.Tener un plan es mucho mejor que improvisar o cruzarse de brazos. En caso de despiste o  metedura de pata, sabremos qué hacer para volver al camino. (Paso del 1 al 6). 

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Adiós 2014, bienvenido 2015


 

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Despido el año con la vieja melodía Auld Lang Syne,  poema originalmente escrito por el poeta escocés Robert Burns en 1788 y convertido en una canción del folkore escocés.  Literalmente Auld Lang Syne significa hace mucho tiempo y con ella numerosas naciones despiden el año. ¡Por todos vosotros microcambieros/as!  

¿Deberían olvidarse las viejas amistades
y nunca recordarse?
¿Deberían olvidarse las viejas amistades
y los viejos tiempos?

CORO:
Por los viejos tiempos, amigo mío,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de cordialidad
por los viejos tiempos.

Los dos hemos correteado por las laderas
y recogido las hermosas margaritas,
pero hemos errado mucho con los pies doloridos
desde los viejos tiempos.

CORO

Los dos hemos vadeado la corriente
desde el mediodía hasta la cena,
pero anchos mares han rugido entre nosotros
desde los viejos tiempos.

CORO

Y he aquí una mano, mi fiel amigo,
y danos una de tus manos,
y ¡echemos un cordial trago de cerveza
por los viejos tiempos!.

CORO
Fuente:wikipedia en español 

 

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La técnica del 10/10/10


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Imagina un conflicto cualquiera que te esté robando la energía y te haya convertido en una veleta zarandeada por el viento ante una decisión importante. Por más vueltas que le des a este asunto peliagudo no logras ver el final del camino. Emocionalmente estás colapsado/a.  Encima cambias de opinión  a cada momento. Es absolutamente normal: sufres un bloqueo emocional en el aquí y el ahora.

¿Qué puedes hacer para salir del atolladero? 

La periodista Suzy Welch ha inventado una ingeniosa herramienta para acabar con este bloqueo que te empuja a la inacción. Se llama la técnica del 10/10/10 y los hermanos Heath lo describen en estos términos en su libro Decídete: «Para usar la técnica del 10/10/10 pensamos en nuestras decisiones en tres marcos temporales distintos: ¿cómo veremos esto dentro de diez minutos? ¿y dentro de diez meses? ¿y dentro de diez años?

Los tres marcos ofrecen una forma elegante de forzarnos a tomar cierta distancia en nuestras decisiones».

Así que afronta tu problema y haz tu propia indagación. Para facilitarte el camino  supón que alguien muy próximo a ti te sugiere: ponte en el caso de que ahora decides que vas a (incluye tu variable sobre lo que te perturba: cambiar de casa, resolver un asunto familiar, mejorar tus ingresos con un nuevo negocio, afrontar una relación incipiente, aclarar la situación con un amigo, elegir una carrera o una profesión… ) ¿cómo verías esta decisión dentro de diez minutos ? ¿y dentro de diez meses? ¿y dentro de diez años?

El 10/10/10, según los autores de Decídete «ayuda  a equilibrar el campo de juego emocional. Lo que ahora sentimos es intenso y agudo, mientras que el futuro parece más borroso. Esa discrepancia  da demasiado poder al presente, porque nuestras emociones actuales están siempre en el foco. El 10/10/1o nos obliga a desplazar nuestros focos, pidiéndonos que visualicemos un momento dentro de diez meses con la misma nitidez que lo percibimos en el presente. No es que tengamos que ignorarlas; a menudo nos dicen algo útil de lo que queremos en una situación. Pero no deberíamos dejar que nos dirijan.

Para que quede bien claro, la emoción a corto plazo no es siempre el enemigo.  (Ante una injusticia quizás sea apropiada para actuar en caliente). Hacer un análisis del 10/10/10 no presupone que la perspectiva a largo plazo sea la adecuada. Simplemente grarantiza que la emoción a corto plazo no sea la única voz en la mesa».  

Como no pierdes nada probando, juega con este recurso y aplícalo a varios problemas actuales. La distancia es sobre todo útil porque podemos ver con más claridad las dimensiones importantes del problema con el que nos enfrentamos.También ocurre esto mismo cuando damos un consejo a algún amigo porque nos centramos en lo importante, mientras que cuando se trata de nosotros mismos divagamos entre numerosas variables. «Cuando la gente no prioriza el factor más importante de la decisión, su decisión se vuelve confusa.. Esa clase de espiral mental es peligrosa, porque significa que cuando nos veamos obligados a tomar una decisión final, nuestra elección podría estar determinada por el lugar que ocupamos en la noria».

Resumiendo: Intenta que los árboles no te impidan ver el bosque.