No, no es tan difícil. Pero algunos de nosotros hacemos que sea difícil. Todos los individuos de nuestra especie necesitamos recibir el aprecio, el contacto físico de otro semejante y este experimento de regalar abrazos pone de manifiesto que la vergüenza no nos deja ser espontáneos ni admirar de buen talante una iniciativa tan humana. Por suerte, existe mucha gente que sí quiere fundirse con otra, aunque no la conozca, en un abrazo universal. Te mando mi abrazo que me ha llegado de rebote desde los brazos de una amiga muy querida.