Si un bote cruza el río y llega una barca vacía y choca contra el bote, un hombre por colérico que sea, no se irrita. Pero si hay una persona en la barca, entonces el hombre del bote grita para que se aparte. Grita una vez y el de la barca no le oye. Grita una segunda vez y el otro no oye nada. Grita una tercera vez y con toda seguridad añadirá reniegos y juramentos. En el primer caso no se irritó. En el segundo se irrita. Porque en el primer caso la barca estaba vacía y el segundo había alguien en ella.
Parábola de Dshuang Dsi