Pues sí, hoy me he levantado con la sensación de millonetis y quería compartirla. Millonetis a mi manera, eso sí, con el increíble caudal compuesto por estas magníficas inversiones:
– dos ojos que acaban de ver el cielo grisáceo del mes de mayo
–una boca que saborea un sorbo de te como la primera vez que lo probé
–una nariz que olisquea el aroma de las tostadas recién hechas
–unas manos hábiles que encienden el interruptor de la luz
–dos oídos atentos al aleteo de las gaviotas sobrevolando la lonja del puerto
Y como colofón una alegría, la ilusión de que es posible regalar actos de amor a tutiplén, pequeñas cosas para hacer a alguien feliz en tan solo un momento.
Aquí hay unas cuantas ideas: