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Para reflexionar
Después de unas largas vacaciones vuelvo a Microcambios con ganas de seguir indagando en aquellos aspectos de la vida que nos hacen progresar y conseguir mayor bienestar. No es que me sienta vaga, es que a veces sobran las palabras.

Él era yo
¡Un libro delicioso! Una reflexión honesta sobre la identidad y la pérdida de contacto con uno mismo.
Una lluvia de palabras
No inútilmente
Contemplo yo a mi vez la diferencia,
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la justicia,
la candidez azul de las palabras.
No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres.
Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.
Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.
Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra, para cambiar, no inútilmente, el mundo.
José Ángel Valente (Noventa y nueve poemas)
El misterio de la empatía
La mayoría de los mensajes nos dejan indiferentes porque vivimos en un mundo bombardeado de consignas. Sabemos que un mensaje nos emociona y cambia nuestra actitud de espectador pasivo a persona que actúa, cuando NOS HACE SENTIR algo. Los seres humanos necesitamos empatizar con el otro para entender su mundo.
Por si no te habías parado a reflexionar sobre el poder del lenguaje este vídeo cortísimo te refrescará la memoria.
El mundo es según tú lo haces
Toma otra actitud, todavía estás a tiempo, tú, yo y todos nosotros. ¿Y si nos paramos a ver lo que hacemos?
Elegir equivale a cambiar
El Premio Nobel Daniel Kahneman sostiene que no somos tan racionales como nos creemos. Según su teoría nos gusta, más de lo debido, suponer que una decisión importante para nuestra vida es fruto de sesudas valoraciones, pero sus investigaciones revelan algo perturbador: en la mayoría de los casos seguimos la inclinación natural a rellenar huecos de información para suplir lo que nos falta. Lo hacemos por pereza. Y sabemos muy bien que esta actitud indolente nos perjudica. Entonces ¿por qué lo hacemos?
Fundamentalmente porque el ser humano odia la complejidad y para evitarse líos echa mano de lo que ya tiene en mente, que no siempre es fiable ni preciso. Atesoramos cientos de archivos en la recámara de la memoria y nos apoyamos chapuceramente en alguno levemente parecido antes de esforzarnos en preguntar, reflexionar y averiguar.
Pero, para que una elección sea de verdad útil, y sirva a nuestros intereses, necesitamos tomar el control de nuestra vida, dejar de ser víctimas del pasado y empezar a movernos hacia algo nuevo. Tenemos que hacer una elección, pero de verdad, aunque el cambio de modelo infunda inseguridad y miedo. La recompensa es una grata sensación de crecimiento y madurez.
Gary Smalley, autor de «El adn de las relaciones» dice:
«El error que muchos cometemos es pensar que si dejamos las cosas como están, si postergamos una elección o un cambio, seremos capaces de superar una decisión difícil. No nos damos cuenta de que, al no tomar una decisión, de todos modos estamos haciéndolo. Cuando no hacemos algo forzamos a que el cambio se produzca sin nuestra intervención.
Pensémoslo: no elegir es también una forma de elegir y sufrir las consecuencias».