Publicado en Pensando en voz alta

El tren que no llegó


accidente de tren en Santiago, microcambios, muerte, tristeza
Pintura: Siqueiros

No hay manera de esquivar el dolor; Forma parte tan inseparable de la vida que es imposible protegerse de él. La vida cambia en un segundo y ya nada es igual. Ayer aguardaba la llegada de mi hija, de regreso de un viaje de trabajo, y al pasar por Santiago de Compostela, observa atónita un tráfico inusual: decenas de ambulancias ululando, coches de bomberos, patrullas de Policía y Guardia Civil y por último el espectáculo terrible de los vagones de tren ardiendo levantando columnas de humo… Y me envía un what´s app para avisarme. Yo no sé nada del accidente de tren. La vida de muchos padres, hijos, hermanos, abuelos, maridos, mujeres y amigos se altera para siempre en el instante en que la locomotora toma la curva y descarrila.

No lejos de mi casa, donde aguardo la llegada de mi hija, unos amigos están disfrutando de la tarde veraniega con otros amigos, entre ellos unos padres cuyo hijo viaja en ese tren. Cuando se sientan a la mesa y se saludan no saben que ese hijo se les irá para siempre. En el tiempo detenido de antes, nadie lo sabe. En ese tiempo la vida es hermosa, los que amamos están bien y esa rutina maravillosa nos protege como un manto benéfico. En ese tiempo de letargo la vida es para siempre.
De pronto se acaba la ilusión del para siempre con la noticia terrible; entonces el mundo se para en un imposible presente. Emerge la amarga realidad, la incredulidad, la desesperación, el llanto, la locura… ¿Cómo no albergar esperanza? ¿Cómo resignarte a que ya no abrazarás, besarás, mirarás, oirás a quien tanto quieres?

Nacemos para ser derrotados por la muerte, es una verdad tan simple y esencial que duele hasta el tuétano admitirla.Yo quisiera que todos los que han perdido la vida en el tren que no llegó tuvieran muchos años de prórroga para disfrutar de este maravilloso regalo que es existir.

Hoy no encuentro consuelo a la tristeza que tantas personas albergan y me llega como una flecha disparada. Quizás hoy besemos más a nuestros seres queridos mostrándonos agradecidos sólo porque existen, sin más.

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Autor:

Vivo en una ciudad del Norte de España, entregada a la pasión por aprender y transformar mi vida y la de los que me rodean en una aventura única. Creo en la gente y en las oportunidades que nos ofrecen las adversidades. He aprendido que el único pecado imperdonable es no arriesgarse.

Un comentario sobre “El tren que no llegó

  1. Seré breve… tanto mi mujer como yo aún no hemos reaccionado tras la terrible noticia. Todo el apoyo moral y el cariño desde Catalunya al pueblo Gallego. Estos acontecimientos te hacen pensar, y lo más espantoso del caso es que te vienen todo tipo de dudas…
    A qué coño juega Dios?, qué significado pede tener una catástrofe como esta?
    Un abrazo sincero para tus paisanos, que somos todos.
    Pius

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