En la ceremonia de los Oscar, cuando la actriz Jennifer Lawrence, nominada mejor actriz por la película «El lado bueno de las cosas» fue a recibir su premio, tropezó y se cayó. Enseguida se puso en pie, mantuvo la calma y subió el resto de las escaleras hasta el escenario. Los asistentes se pusieron en pie y aplaudieron, ella acercándose al micrófono dijo: «sé porque me aplaudís, porque he tropezado con el vestido y me he ha caído». Me gustó instantáneamente. A pesar de su juventud y de su inexperiencia esta joven actriz hizo algo que todos deberíamos practicar a diario: «no eres tan importante, demonios, no te tomes tanto en serio a ti mismo». Y así se comportó: restando importancia al incidente y recomponiéndose con naturalidad. Que cunda el ejemplo de Jennifer Lawrence. El incidente de la escalera pasará pero su buen trabajo no.