La ironía es el gran catalizador del mundo. Y W.W. Jacobs lo interpretó muy bien en su obra La pata del mono. Una familia consigue esta mágica reliquia que concede tres deseos. El cabeza de familia pide 200 libras para pagar la hipoteca y al día siguiente su único hijo muere en accidente y el padre recibe de indemnización 200 libras. El segundo deseo será que su hijo resucite y entonces un cadáver descompuesto empieza a golpear la puerta de su casa. Desesperado el padre pide que su hijo regrese al mundo de los muertos. Se detienen los golpes, el viento aúlla y una lámpara tintinea desamparada en la calle.
Fuente: John Sutherland